viernes, 1 de febrero de 2013

"Testimonien la belleza de su fe"

"En las presas
yo divido
lo cogido
por igual.
Sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival"

He aquí la labor de los artistas; de los músicos, pintores, arquitectos, escritores de toda clase... aquellos que buscan la belleza y no sólo la buscan, sino que la encuentran y la plasman sobre un papel, una piedra o una pantalla de cine. Muchos hay sensibles a esa realidad invisible por sí misma pero presente en todo aquello que llamamos "bello".

Los cristianos sabemos que Dios es la belleza sin rival. De ahí la hermosa y necesaria tarea de los artistas cristianos, de plasmar lo que todo ser humano busca y necesita, la belleza, manifestada aquí y allá en los distintos rincones de este mundo que nos envuelve: en una estrecha calle de una ciudad medieval, en un horizonte de picos nevados, en una partitura o en una sencilla mirada.

Pero sobre todo quiero remarcar la belleza de la fe cristiana. La fe encierra todo un mundo de impresionante belleza para el que la conoce y vive, empezando por el Dios que la concede. Recuerdo que una vez me contaron de un hombre ateo que acompañó a un amigo a una procesión con el Santísimo y le dijo emocionado: "esto es precioso, estais todos locos, pero esto es precioso". La solemnidad del canto entonado por la voz de los asistentes, recogidos en la oscuridad e iluminados tenuemente por la luz de cada vela, la custodia en el centro alzada por el sacerdote, motivo de toda aquella celebración... Sí, cualquiera que esté ahí con los ojos un poco abiertos se dará cuenta de que todos esos hombres están locos, y quizás, ojalá, se pregunte de dónde les viene esa locura, y por qué les conduce a tan solemne acto, y si llegan a la cima de sus interrogantes, se preguntarán por qué esa locura tiene tanto sentido.

La Iglesia es al mismo tiempo la familia de Dios y su reflejo aquí en la tierra, y es por ello el continente de la Suma Belleza. Es una locura, pero sin duda la más bella que yo he podido ver. Por eso necesitamos trovadores que la canten, pinceles que la pinten, plumas que la escriban... Que hable de Dios el arte a todos sus oyentes, que esto no se quede entre nosotros...