jueves, 28 de marzo de 2013

El gran teatro del mundo (fragmento)

AUTOR:
Tú la discreción harás.

DISCRECIÓN:
Venturoso estado sigo

AUTOR:
Haz tú al mísero, al mendigo.

POBRE:
¿Aqueste papel me das?

AUTOR:
Tú sin nacer morirás.

NIÑO:
Poco estudio el papel tiene.

AUTOR:
Así mi ciencia previene
que represente el que viva.
Justicia distributiva
soy, y es lo que os conviene.

POBRE:
Si yo pudiera excusarme
deste papel, me excusara,
cuando mi vida repara
en el que has querido darme;
y ya que no declararme
puedo, aunque atrevido quiera,
le tomo, mas considera,
ya que he de hacer el mendigo,
no, Señor, lo que te digo,
lo que decirte quisiera.
¿Por qué tengo de hacer yo
el pobre en esta comedia?
¿Para mí ha de ser tragedia,
y para los otros no?
¿Cuando este papel me dio
tu mano, no me dio en él
igual alma a la de aquel
que hace al rey? ¿Igual sentido?
¿Igual ser? Pues ¿por qué ha sido
tan desigual mi papel?
Si de otro barro me hicieras, si
de otra alma me adornaras,
menos vida me fïaras,
menos sentidos me dieras;
ya parece que tuvieras
otro motivo, Señor;
pero parece rigor,
perdona decir crüel,
el ser mejor su papel
no siendo su ser mejor.

AUTOR:
En la representación
igualmente satisface
el que bien al pobre hace
con afecto, alma y acción
como el que hace al rey, y son
iguales este y aquel
en acabando el papel.
Haz tú bien el tuyo y piensa
que para la recompensa
yo te igualaré con él.
No porque pena te sobre,
siendo pobre, es en mi ley
mejor papel el del rey
si hace bien el suyo el pobre;
uno y otro de mí cobre
todo el salario después
que haya merecido, pues
con cualquier papel se gana,
que toda la vida humana
representaciones es.
Y la comedia acabada
ha de cenar a mi lado
el que haya representado,
sin haber errado en nada,
su parte más acertada;
allí igualaré a los dos.



miércoles, 13 de marzo de 2013

Libertad y ositos de peluche

Una de las grandes preguntas... ¿por qué libres? Si Dios existe y nos ha creado, ¿por qué nos ha creado libres? ¿Por qué capaces de no hacerle caso? Nos podía haber hecho tal y como somos pero sin la posibilidad de cagarla, sin la posibilidad de hacer daño a los demás, de desobedecerle a Él, e incluso de hacernos daño a nosotros mismos con nuestras propias acciones. ¿Por qué libres? ¿Acaso no podemos ser felices sin necesidad de pasar por esto? Nos podría haber puesto en el Edén directamente, pero sin haber plantado el dichoso árbol del fruto prohibido…

No sé hasta qué punto se puede llegar a comprender esto siguiendo un proceso puramente lógico, sin embargo, una explicación que me parece válida es que lo ha hecho por amor, porque nos ama y nos hace capaces de amar ¿y se puede amar sin ser libre? Siempre que hablo sobre esto me acuerdo del mismo ejemplo: tienes dos chicas delante, una te quiere porque está “programada” para ello, y la otra también, pero sin estar programada, (los motivos entonces son mucho más misteriosos) está claro, ¿a quién prefieres? ¿Quién te ama realmente? Leí en un libro de Pablo Domínguez una explicación de esto, y es que Dios no quiso hacer ositos de peluche que si lo tiras al suelo o les abrazas no les importa, sino seres humanos con sentimientos y capaces de amar y sufrir por amor, tal y como Dios lo hace. Y de nuevo ¿es posible esto sin libertad?

La cuestión es muy complicada, y pienso a veces que el misterio de la libertad es uno de esos MISTERIOS que desde nuestra condición de criaturas imperfectas no podemos llegar a comprender. Pero lo del Amor tiene mucho sentido. Y pienso… amor… Dios nos ama así, nos ha hecho a imagen suya y nos ama; Él es libre y se ha enamorado de nosotros como seres libres. No es que Él un día haya dicho “voy a crear algo, a ver qué le pongo… sí, brazos… ojos… sentimientos y sufrimientos… y ¡ah, sí! les haré libres también”. No, se supone que antes de crearnos ya nos “vio” como seres a imagen suya y eso implica ser libres y ser capaces de amar libremente. No nos podría haber creado exactamente iguales a como somos pero sin la libertad, pues de un ser así él no se enamoró, sería una criatura demasiado diferente a Él mismo, demasiado… poco divina, demasiado imperfecta. Reconocedlo, alguna vez habeis pensado "¡vaya chusma de libertad! preferiría no ser libre y simplemente gozar del Bien Supremo" (vale, es posible que no lo hayais pensado con estas palabras). Pero hay algo de perfecto en la libertad; los animales nunca fallan, no cometen errores porque tampoco pueden no cometerlos, como tampoco un ordenador puede cometer una inmoralidad, realmente un ordenador no puede fallarme, como sí que puede hacerlo un amigo. Un ordenador no puede no hacerme caso por mi bien, un amigo sí, puede ignorarme, pegarme, echarme la bronca, y en fin, un centenar de cosas desagradables porque sabe que me van a venir bien. Y me estoy desviando.

Dios se enamoró de seres libres, y nos creó precisamente por Amor, con todo lo que eso implica, es decir, nos creó libres, necesariamente libres. Juan, María, Alberto… no existen más que siendo libres, sin su libertad serían individuo J, individuo M, individuo A... Al fin y al cabo tenemos nombre propio porque somos libres. Somos seres esencialmente libres, e incluso casi podría decirse que somos libertades esencialmente humanas. En realidad no sé qué significa todo esto, pero intuyo que es algo muy hermoso.